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Fotograma
El extraordinario Sr. Júpiter (2014)
El cineasta puertorriqueño Federico Torres dirige un cortometraje
sobre el amor platónico
El
extraordinario Sr. Júpiter (2014) es
el título de un cortometraje que se realizó en Puerto Rico, con la dirección
del cineasta local emergente Federico Torres Fernández.
La obra cinematográfica fue ganadora del premio al Mejor Corto de
Ficción, categoría nacional, en la duodécima edición de Cinefiesta, el Festival Internacional de Cortometrajes de Puerto
Rico.
Durante el mismo certamen, el corto también recibió el galardón por la
Mejor Actuación Masculina (a Ernesto “Tito” Chévere) y la Mejor Fotografía (a
Heixan Robles) de un filme puertorriqueño; así como, los asistentes a la
muestra, le otorgaron el Premio del Público.
Entonces, ¿qué es lo extraordinario del Sr. Júpiter?
De acuerdo con el argumento, Franco Júpiter crece en un orfanato hasta
alcanzar la mayoría de edad, cuando decide emprender un nuevo camino; y
sabiéndose diferente, une su destino al circo.
En el Circo de la Luna, Franco Júpiter descubre la ecuación del amor,
con la cual puede crear su obra maestra (Flor) y lograr, incluso, algo tan
imposible como la inmortalidad, la transcendencia o el renacimiento en otro
plano de la realidad.
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El extraordinario Sr. Júpiter (2014)
Franco
Júpiter
La historia comienza con la llegada de un enigmático bebé a un
orfanato durante un día siete, del mes siete, del año 1977. Su nombre es Franco
Júpiter, y como única distinción, ostenta un prendedor dorado en forma de flor.
El hogar
adoptivo se muestra como un espacio sin coordenadas
precisas, pero donde reinan la alegría y la paz entre los niños. Una casa
antigua, de arquitectura ecléctica con elementos neoclásicos, puede ser percibida
como un templo del Olimpo que funciona como lugar de confluencia y refugio para
los divinos infantes.
La madre
sustituta, tal cual Atenea erigida en el Partenón, es la
protectora por excelencia. Ella representa a una mujer solemne, intuitiva y amorosa
que educa a sus hijos para la guerra civilizada de la vida, en armonía con la
naturaleza y las artes.
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El extraordinario Sr. Júpiter (2014)
Desde pequeño, Franco Júpiter es un niño especial, con un brillo
semejante al del quinto planeta del Sistema Solar.
Recordemos que Júpiter es el nombre de un dios romano y su equivalente
es Zeus en la mitología griega.
Precisamente, es en la antigua
Grecia donde se encuentran los orígenes de la civilización occidental. De
su cultura fundacional nos llegan las primeras definiciones sobre lo bueno, lo
bello, lo justo, el arte y el amor; así como la distinción entre cuerpo y alma.
A nivel sintomático, en un plano extratextual del discurso fílmico, el
protagonista explora la complejidad de la naturaleza humana a partir de su
facultad como entidad divina.
Franco Júpiter viene a ser una deidad del Olimpo caprichosamente
arrojada al mundo de los hombres; quizás, como maniobra de Eros, para descifrar
el misterio del amor y la creación.
En el texto cinematográfico, la figura de Eros puede encontrarse sutilmente representada en la voz del
narrador omnipresente; quien, a modo de comunicador e intérprete entre los
dioses y los hombres, se dispone a urdir tramas con los recursos de la magia y
la hechicería.
Eros, como el narrador, es omnipotente. Él todo lo ve, todo lo sabe y
todo lo puede.
El lenguaje de Eros, en tanto narrador de esta historia, es la poesía.
En cambio, Franco Júpiter encarna a un dios joven (aunque no imberbe),
algo ingenuo y bastante introvertido, carente de voz propia, que debe descubrir
sus fortalezas y debilidades paulatinamente, solo luego de sortear varios
obstáculos.
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El extraordinario Sr. Júpiter (2014)
El Circo de
la Luna
Como los griegos en la antigüedad, Franco Júpiter se preocupa por
encontrar la belleza y así la descubre en el Circo de la Luna.
Nuestro protagonista es un habitante y explorador por excelencia de
los emplazamientos otros, que Michel
Foucault denominó como “espacios heterotópicos”; o sea, aquellos lugares
donde afloran las otredades libres de toda hegemonía.
Así, Franco Júpiter pasa gran parte de su vida en un orfanato y el
resto de su existencia humana transcurre en el circo; ambos, sitios típicamente
heterotópicos, por cuanto son ámbitos de detención provisoria o refugio de toda
desviación con respecto a la norma exigida.
Tanto el orfanato como el circo son espacios heterogéneos, donde se
alberga una multiplicidad de discursos y personajes diferentes a lo asumido
culturalmente por común. Son emplazamientos donde rige la diversidad.
Franco Júpiter es un sujeto que se resiste a la muerte que preconiza
la postmodernidad, y desde estos espacios otros, se aferra a la utopía de los
tiempos modernos y a los valores de la antigüedad clásica.
Júpiter es un ferviente creyente y creador. Él vive de la esperanza,
cree en el amor y la bondad, persigue la belleza, pretende crear una obra
maestra, conquista la inmortalidad y consigue transcender.
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El extraordinario Sr. Júpiter (2014)
Por su parte, Platón en el Banquete distingue que “eran tres los
sexos y de estas características, porque lo masculino era originalmente
descendiente del sol, lo femenino, de la tierra y lo que participaba de ambas,
de la luna, pues también la luna participa de uno y de otro.”
Y es precisamente en el Circo de la Luna, donde Júpiter –quinto
planeta del Sistema Solar− descubre que le falta un elemento (lo femenino, de
la tierra) para resolver la ecuación del amor.
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El extraordinario Sr. Júpiter (2014)
La ecuación
del amor
Franco Júpiter, como los griegos de la época clásica, sabe distinguir
entre el cuerpo y el alma. Por ello, no busca solo una cara bonita, sino que
identifica el amor en aquello que es bello en tanto es bueno; porque la mera
apariencia lo arrastraría hacia un amor de tipo ordinario, mientras persigue
este sentimiento en su sentido más noble.
El Sr. Júpiter busca el amor
platónico.
“Y es pérfido aquel amante vulgar que se enamora más del cuerpo que
del alma, pues ni siquiera es estable, al no estar enamorado tampoco de una
cosa estable, ya que tan pronto se marchita la flor del cuerpo del que estaba
enamorado, desaparece volando, tras violar muchas palabras y promesas”,
argumenta Platón.
Y continúa, “en cambio, el que está enamorado de un carácter que es
bueno permanece firme a lo largo de toda su vida, al estar íntimamente unido a
algo estable”.
Según cuenta Platón en el Banquete,
el dios Zeus decidió cortar a los hombres en dos mitades para debilitarlos, y
desde entonces, solo el amor de los unos a los otros es capaz de restaurar la
naturaleza humana, haciendo uno solo de dos.
Por esta razón, explica Platón, “cada uno está buscando siempre su
propio símbolo”.
Franco Júpiter descubrió, un buen día, que durante toda su existencia
había portado su símbolo, la flor,
pero debía dotarla de vida para encontrar al fin “aquella auténtica mitad de sí
mismo”.
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El extraordinario Sr. Júpiter (2014)
Su obra
maestra
La ecuación del amor para Franco Júpiter consistía en crear su obra
maestra hasta encontrar en ella la propia inmortalidad.
De acuerdo con Platón, “la idea de creación (poíesis) es algo múltiple, pues en realidad toda causa que haga
pasar cualquier cosa del no ser al ser es creación, de suerte que también los
trabajos realizados en todas las artes son creaciones y los artífices de éstas
son todos creadores (poietaí)”.
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El extraordinario Sr. Júpiter (2014)
Franco Júpiter, más que un amante, resultó un artista.
Y el cortometraje El extraordinario Sr. Júpiter, más que un poema cinematográficamente ilustrado
sobre el amor de pareja, viene a ser un sublime testimonio de amor del creador –incluso del propio cineasta− hacia
su obra.
Según Platón, quienes son fecundos a través del cuerpo son los amantes
y se procuran mediante la procreación de hijos su inmortalidad; en cambio, los
que son fecundos a través del alma son los artistas, cuya verdadera
inmortalidad recae en sus creaciones.
Melodrama a un lado, lo extraordinario del Sr. Júpiter es su divina
ingenuidad.
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Galería de críticas: Cine y artes plásticas
miércoles, 28 de octubre de 2015
¿Qué es lo extraordinario del Sr. Júpiter?
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