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Fotograma Mi santa mirada (2012)
Mi santa
mirada (2012) es el segundo cortometraje del realizador
Álvaro Aponte Centeno y la obra que lo convirtió en el primer puertorriqueño
nominado para la Palma de Oro en la categoría de cortometrajes en el Festival
de Cannes, Francia. Además, esta pieza cinematográfica fue galardonada como
Mejor Cortometraje Nacional y Mejor Director Nacional en la décima edición de Cinefiesta, el Festival Internacional de
Cortometrajes de Puerto Rico.
Este corto también formó parte de la Selección Oficial en competencia
en el Melbourne International Film Festival 2012, Australia; 23rd Stockholm
International Film Festival 2012, Suecia; Festival del Nuevo Cine
Latinoamericano 2012, La Habana, Cuba y The 37th Hong Kong International Film
Festival 2013, China.
Fotograma
Mi
santa mirada (2012)
Mi santa
mirada
Según la sinopsis: “Samy es un hombre solitario y callado que vive del
negocio de la droga. Lo único que tiene en su vida es a su hermano menor, del
cual es responsable, y a su caballo. Cansado de ser un subordinado del
narcotráfico, decide traicionar a su jefe Papo”.
El caballero andante habita en un ʻcastilloʼ y su
batalla, de tipo medieval, será hasta la muerte. En un contexto tan adverso para el
amor y la bondad, el hombre y su caballo desarrollan una identificación cuasi mitológica. Ellos
se complementan, así como los centauros, y comparten la fuerza animal
del uno con la humanidad en la mirada del otro. Si caen en la guerra, mueren
juntos. La violencia, que suena como un martilleo constante en el metal, marca
el ritmo de estos tiempos y de esta historia.
Fotograma Mi santa mirada (2012)
Una cámara inquieta documenta los escenarios reales con objetividad,
aunque desde ángulos sugerentes y subjetivos; mientras, el montaje intelectual
propone una narración entrecortada, que intenta cubrir lo que hace y lo que
siente el protagonista de un modo alternativo. La historia no enfatiza en el
desenlace, sino en la veracidad e intensidad de los hechos. La trama explora el
contexto a través de los personajes originales, sin buscar culpables y sin
establecer una distinción entre víctimas y victimarios.
Fotograma Mi santa mirada (2012)
La causa de los males parece exceder los límites del ʻcastilloʼ. Entonces,
Aponte Centeno apuesta por la tesis de Frantz Fanon y Mi santa mirada encuentra su resolución teórica en el libro Los condenados de la tierra (1961).
Fotograma Mi santa mirada (2012)
Los
condenados de la tierra
Mi santa
mirada cierra con la inclusión de una cita de Frantz Fanon
a modo de paratexto: “La ciudad del colonizado, es un lugar de mala fama,
poblado por hombres de mala fama, allí se nace en cualquier parte, de cualquier
manera. Se muere en cualquier parte, de cualquier cosa”.
Así concluye el cortometraje y también, de esta forma, se resignifica
y expone a nuevas lecturas desde los postulados del autor literario. Aponte y
Fanon parecen coincidir en que la responsabilidad de la violencia comunitaria o
tribal recae en la colonización.
Frantz Fanon llega, incluso, a justificar y promover la violencia en
pos de la descolonización y argumenta: “Esa agresividad sedimentada en sus
músculos, va a manifestarla el colonizado primero contra los suyos. Es el
período en que los negros se pelean entre sí y los policías, los jueces de
instrucción no saben qué hacer frente a la sorprendente criminalidad. Frente a
la situación colonial, el colonizado se encuentra en un estado de tensión
permanente”.
Fanon continúa: “Ese mundo hostil, pesado, agresivo, porque rechaza
con todas sus asperezas a la masa colonizada, representa no el infierno del que
habría que alejarse lo más pronto posible, sino un paraíso al alcance de la
mano protegido por terribles canes”.
La apreciación de este autor puede haber sido motivada por una pasión
desmedida, al calor de sus tiempos y circunstancias personales, pero no deja de
resultar alarmante su llamado explícito a la violencia y su capacidad para
descubrir en ella una promesa de paraíso.
Según Fanon, “El hombre colonizado se libera en y por la violencia”.
Al respecto, me permito discrepar rotundamente; pues, el hombre debe
conquistar su libertad en y por la educación. No existe otra posibilidad.
A propósito, sobre la función del intelectual Fanon opina: “El
intelectual colonizado había aprendido de sus maestros que el individuo debe
afirmarse. La burguesía colonialista había introducido a martillazos, en el
espíritu del colonizado, la idea de una sociedad de individuos donde cada cual
se encierra en su subjetividad, donde la riqueza es la del pensamiento. Pero el
colonizado que tenga la oportunidad de sumergirse en el pueblo durante la lucha
de liberación va a descubrir la falsedad de esa teoría”.
Nuevamente, discrepo con Fanon. En cualquier circunstancia, el
individuo debe afirmarse y sí, la mayor riqueza posible es la del pensamiento.
De hecho, la misma producción cinematográfica de Álvaro Aponte confirma el
valor inigualable del individuo y su creatividad.
Como contraparte a los planteamientos de este líder de la
descolonización, propongo revisitar la obra del Premio Nobel de Literatura
2010.
Al decir de Mario Vargas Llosa, en su novela Los cuadernos de don Rigoberto (1997), la categoría artística surge
“cuando individuos particulares desagregados del todo comienzan a imprimir un
sello personal a esos objetos en los que volcarán una intimidad
intransferible”.
Admirablemente, suele ocurrir que muchas grandes obras superan las
ataduras ideológicas de sus creadores y alzan, de forma inevitable, su vuelo
hacia la soberanía individual.
Fotograma Mi santa mirada (2012)
El cinéma d’auteurs que realiza Álvaro Aponte Centeno se ha
convertido, hoy día, en inspiración para otros cineastas aún más jóvenes. Por
ejemplo, el guionista y director Julio Emmanuel Díaz, estudiante de la Escuela
de Artes Plásticas de Puerto Rico, citó el elemento simbólico de los caballos
de Aponte en su cortometraje En carrera (2015), para aludir a la necesidad de que nuestra juventud se reinvente por
medio de la educación y el trabajo honesto.
La película En carrera
resultó ganadora como Mejor Cortometraje en Unifiesta,
el concurso de cortometrajes para universidades y escuelas de cine, que
organizó por vez primera la Fundación de Cine de Puerto Rico como un evento
paralelo que tuvo lugar en la decimotercera edición de Cinefiesta.
Actualmente, según reporta Mariela Fullana Acosta para El Nuevo Día,
el director y guionista puertorriqueño Álvaro Aponte Centeno desarrolla su
primer largometraje, que filmará a partir de noviembre en el oeste y noroeste
de la Isla, con el propósito de ofrecer una mirada a los indocumentados.
Álvaro Aponte Centeno será uno de los grandes de la cinematografía
nacional. La Nueva Ola del cine puertorriqueño apenas se está formando. ¡Aviso
de tsunami! ¡Pendientes!
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Galería de críticas: Cine y artes plásticas
lunes, 2 de noviembre de 2015
Mi santa mirada sobre Los condenados de la tierra
Etiquetas:
Alvaro Aponte Centeno,
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